Kyushu, en el sur de Japón, provocó una alerta de tsunami, lo que llevó a las agencias meteorológicas locales a enviar alertas.
Aunque las autoridades no informaron de daños de inmediato, el gobierno japonés anunció la instalación de un equipo para coordinar las respuestas al tsunami.
Sin embargo, después del evento aparecieron olas de 10, 20 y 50 centímetros, lo que llevó a la Agencia Meteorológica Japonesa (JMA) a emitir una alerta a la población.
El Centro Central de Alerta de Tsunamis en el Pacífico también emitió una alerta por el riesgo de olas peligrosas en un radio de 300 kilómetros alrededor del epicentro.
Japón está situado sobre cuatro grandes placas tectónicas en la región del “Cinturón de Fuego”, que tiene alrededor de 125 millones de habitantes y registra alrededor de 1.500 terremotos al año, lo que representa el 18% de los terremotos del mundo.
La mayoría de los terremotos son leves, pero los daños varían según el epicentro y la profundidad.
Las estrictas normas de construcción antiséptica permiten que incluso los terremotos potentes causen daños mínimos.
El 1 de enero, más de 200 personas murieron en un devastador terremoto que azotó la península de Noto en el mar de Japón.